El evangelio de hoy nos invita a contemplar a Jesús en la tierra que lo vio crecer

El evangelio de hoy nos invita a contemplar a Jesús en la tierra que lo vio crecer.
Lucas nos lleva a Nazaret para que recordemos que allí se crió y que hasta allí llegó la fama de sus andanzas por toda Galilea. Ahora lo ven como un maestro reconocido por su sabiduría, su capacidad de curar enfermos y de confortar a los que sufren. No dan crédito a sus ojos: ese hombre es alguien a quien vieron crecer, jugar con sus amigos y trabajar con su padre, el carpintero. Conocen a su madre María y la ternura con la que le mira.
Jesús regresa a Nazaret y cumple con las tradiciones de su pueblo acudiendo a la sinagoga el sábado. Recuerda lo que hizo el escriba Esdras liderando antaño la lectura de la ley y la oración del pueblo. Nos lo ha contado Nehemías en la primera lectura.
Ya en la sinagoga, Jesús elige un texto de Isaías y lo lee: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido”. Continúa leyendo que también le ha enviado“a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor”. Termina de leer, deja el rollo, se sienta y, a continuación, con todos los ojos fijos en él, proclama: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír”.
Yo también me encuentro presente en aquella sinagoga y escucho estas palabras que calan en lo más profundo de mi ser. Es el mismo Jesús quien se manifiesta como ungido por el Espíritu. Por mi parte, debo intentar comprender lo que significan estas palabras y dejarme interpelar por ellas.
- Ha sido enviado “a evangelizar a los pobres”:
Pobres son los que carecen de lo necesario y no se trata sólo de dinero o de bienes materiales, que también, sino de la atención, el cariño, las palabras de ánimo; pobres son principalmente aquellos a los que no se tiene en cuentan para nada. A nuestros hermanos de Paiporta y de otros lugares azotados por la DANA puede dolerles más el olvido y el desinterés, la tardanza en acudir en su ayuda que lo mucho que han perdido. Lo mismo podríamos decir de las víctimas del volcán de La Palma y de tantas otras desgracias que afligen a muchos. Hemos de estar con ellos porque hemos sido convocados para asistirles en lo fundamental.
- “proclamar a los cautivos la libertad”.
Es posible que tengamos que comenzar por nosotros mismos. Somos cautivos siempre que ponemos algo por delante de lo esencial. Que cada uno vea qué es lo que le amarra. Podría ser el dinero, la forma física o el afán de dominio, además de otras muchas cosas de las que hay que hacerse consciente para poder liberarse.
- “A los ciegos, la vista”.
En los evangelios se narra la curación de varios ciegos. La mayor ceguera no es la de los ojos sino la de la capacidad de ver con el corazón. ¡Ante cuántas cosas nos ponemos de perfil porque no nos interesa verlas! Podrían complicar nuestra vida y nuestros planes y proyectos intocables. Nuestro viejo refrán dice que “ojos que no ven, corazón que no siente”. Aquí hay muchas cegueras que sanar empezando por la de cada uno de nosotros.
- “La libertad a los oprimidos”.
¿Abuso de los que considero más débiles que yo, en cualquier aspecto? Aunque yo no sea una autoridad puedo encontrar alguna de esas situaciones en mi vida. Hay que romper esas cadenas y liberar cuanto antes a los que podamos estar oprimiendo.
Jesús concluye la lectura diciendo: “He venido a proclamar el año de gracia del Señor”.
Deja a un lado el rollo de la Escritura y sus primeras palabras en la celebración de la sinagoga y en presencia de sus paisanos son un auténtico anuncio, una gran noticia esperada desde los tiempos de Isaías:
“HOY SE HA CUMPLIDO ESTA ESCRITURA QUE ACABÁIS DE OÍR”.
Queridos amigos: escuchar estas palabras con el corazón es algo que debería llenarnos de emoción porque también hoy y aquí Jesús nos comunica su misión, avalada por su entrega total al proyecto del Padre.
¿Cuándo vamos a ver cumplida en nosotros esta Escritura?
María acompañó a Jesús en los momentos principales de su vida. Pidámosle que nos mire con cariño, como hacía con Jesús, y que nos ayude a ir realizando en nosotros el proyecto del Padre.
Que así sea, amigos.
Homilía D. Norberto Garcia Díaz. Domingo 26 de enero 2025
Extraída de un texto de Paco Zanuy