XIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CICLO C

Hoy celebramos juntas la festividad de San Pedro y San Pablo

Hoy celebramos juntas la festividad de dos grandes apóstoles: Pedro, la piedra sobre la que Jesús construyó su iglesia, y Pablo, el que la llevó hasta los paganos. Ambos vivieron momentos de rechazo o persecución del Señor; ambos fueron liberados de sus cadenas, reconocieron a Jesús como Señor y entregaron su vida por Él.

Pedro fue llamado por Jesús cuando recogía sus redes de pesca diciéndole: “Sígueme y te haré pescador de hombres”. Él dejó la barca, las redes, a su padre y le siguió.

Pablo de Tarso fue un ardiente perseguidor de los cristianos. Mientras los judíos apedreaban al diácono Esteban hasta la muerte, era Pablo quien guardaba sus ropas. El Señor le alcanzó cuando se dirigía a Damasco para continuar con esa tarea. Le hizo consciente de su ceguera interior con una ceguera física que lo llevó a convertirse en seguidor y testigo de Jesús.

La relación con Jesús marcará fuertemente a Pedro.

Será testigo de su predicación, de sus milagros y de sus encuentros con el Padre. Le acompañará en momentos importantes y se escabullirá en otros, lo que le hará sentirse un gran pecador. Pedro es impulsivo y bastante fanfarrón; lo mismo confiesa a Jesús como Mesías y Señor, que se lanza a caminar sobre las aguas y se tambalea su fe o le corta una oreja en Getsemaní a unos de los que van a prender a Jesús; poco después se asustará cuando le pregunten si es uno de los que están con Jesús, le negará tres veces y llorará amargamente. Recordará esto cuando Jesús le pregunte por tercera vez si le ama. Pedro es muy humano y con muchos defectos, pero Jesús lo hará piedra angular de su Iglesia.

Pablo es el gran tesoro de la Iglesia primitiva.

Profundizará en la fe con Gamaliel en Damasco y más tarde con Pedro, Juan, Santiago y los otros en Jerusalén. Será el apóstol de los gentiles con Bernabé. Recorrerá varias veces el mediterráneo norte, incluida Hispania, sufriendo cárceles, torturas, naufragios y mil peripecias más, junto con profundas experiencias místicas y anunciará la buena noticia a los paganos. 

Su testimonio sobre las apariciones de Jesús Resucitado, incluida la suya, se hayan en su carta a los Corintios y la carta a los romanos es un tratado de teología que orienta a toda comunidad cristiana.

Pedro y Pablo dieron testimonio de Jesús con su vida muriendo martirizados en Roma el año 67.

Es mucho lo que aún queda por decir, pero lo importante es saber lo que nos enseña la vida de estos dos grandes apóstoles.

Jesús nos puede llamar cualquiera que sea nuestra historia. Él sanará todo lo impuro que pueda haber en nosotros si nos dejamos tocar por Él. Así sucedió con Pablo y también con Pedro. No pensemos que el camino de la santidad es patrimonio de los perfectos. Son muchos los grandes santos que partiendo de momentos muy poco ejemplares se dejaron transformar por Jesús. Como Pedro recibieron la mirada de Jesús que pasaba o, como Pablo, vieron cómo se derrumbaban sus esquemas y transformaron su vida.

Que María, nuestra Madre, nos ayude a corregir nuestros  errores y a ser fieles seguidores de Jesús.

Que así sea.

Homilia D. Norberto García Diaz.29 de junio 2025

Extraída de un texto de Paco Zanuy