V DOMINGO DE PASCUA CICLO C

Nos conocerán por el amor, no lo olvidemos. 

El amor es la señal, nuestro aire de familia. El amor es, o debe ser, la ideología del cristianismo. Es el mandamiento cumbre de Jesús.

Han pasado los años, los siglos, y el mandamiento grande sigue en pie: Amaos. 

Nada es eficaz sin el amor.

Ni siquiera la cruz tiene sentido, ni la Eucaristía, si no son expresión de esta caridad. Una Iglesia sin amor es el anti-signo de Jesús. Una Iglesia sin la caridad, sin su fuego, languidece irremediablemente.

¿Cómo conservar, la llama del Espíritu? 

Nada mejor que la Palabra, interiorizada. Para mantener unida a a la comunidad, con un solo corazón y una sola alma, deben beber todos de la misma fuente. El apóstol Pablo, como podemos ver en los Hechos, consideró como tarea prioritaria la predicación, la transmisión del mensaje. Qué celo inmenso el suyo, por confesar a Cristo.

Los cristianos no podemos sentirnos unidos sino desde nuestra fuente común, desde esa larga historia que nos entronca con millones de seres, nuestros hermanos en la fe. La comunidad cristiana, no lo olvidemos, nace como respuesta a la Palabra.

La poetisa chilena Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura, era una mujer profundamente religiosa.

La Biblia era su libro preferido, y es bueno recordar aquí lo que ella sentía por el libro santo:

» Libro mío, libro en cualquier tiempo en cualquier hora, bueno y amigo para mi corazón: fuerte, poderoso, compañero. Tú me has enseñado la fuerte belleza y el sencillo candor, la verdad sencilla y terrible en breves cantos. Mis mejores compañeros no han sido las gentes de mi tiempo, han sido los que tú me diste: David, Ruth, Raquel, la Virgen María… ¿Cuántas veces me habéis confortado? Tantas como estuve con la cara en tierra. ¿Cuántas acudí a ti en vano, Libro de los hombres? Por David amé el canto, mecedor de la amargura humana. En el Eclesiastés hallé mi viejo gemido de la vanidad de la vida…Oh Libro, canción de cuna de los pueblos, eterna nodriza con candor y sabiduría, te necesito para siempre «.

               Homilía 18 de mayo D Norberto Garcia  » Vida Nueva «

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