LA ASCENSIÓN del Señor. Ciclo B

         

La Ascensión del Señor es su triunfo sobre el mundo, sobre el pecado y la muerte. su Resurrección del sepulcro exige este final triunfante, en que Jesús vuelve al Padre.

En este período simbólico de cuarenta días, entre la Resurrección y la Ascensión, el Evangelio nos presenta a Jesús en un intenso modelo pedagógico, perfilando y aclarando a los suyos las características del Reino. Y una cosa queda clara en sus palabras: el cristianismo, más que un honor o garantía de salvación, es un quehacer de construcción, un compromiso vital para la extensión del mensaje. La  Ascensión representa el comienzo de nuestro tiempo existencial; ser testigos de Jesús y anunciar su Buena Nueva. Se trata de llevar a cabo una misión, que  es prolongación de la de Cristo. Una misión que recibe la iglesia, ciertamente, pero que todos, Iglesia al fin, debemos llevar a buen término. Jesucristo, con su triunfo, inaugura un tiempo nuevo, una comunidad y culto nuevos. 

Anunciar el Evangelio. Cuántos errores, cuántos fallos se han colado en este empeño. “ Mi Verdad os hará libres “, dijo Cristo, pero a veces, tergiversada por los hombres, esta Verdad hizo esclavos. se trata de romper cadenas, no de atar yugos imposibles.

Evangelizar es luchar por el hombre. es luchar por valores más absolutos que el dinero, el sexo, la comodidad, el poder. Es denunciar con fuerza la opresión del pecado, en metástasis constante en todas las estructuras de los hombres. Evangelizar es luchar a fondo por la causa de la humanidad; es moverse, actuar, no quedar parados mirando al cielo. No permitir que otras manos, desconocedoras del amor, nos arrebaten y mixtifiquen la antorcha que Jesús, Luz del mundo, quiso poner en nuestras manos. 

María Luisa Brey

Homilia D. Norberto García 12 mayo 2024. Día de la Ascensión