II Domingo de Cuaresma, ciclo B

El pasaje clave, en este evangelio de la Transfiguración, son sin duda las palabras dirigidas por el Padre a los tres discípulos preferidos de Jesús, que asistían de oyentes, sin comprender nada, a la liturgia luminosa del Tabor: «Este es mi Hijo amado: escuchadle». Después de esta exhortación, que es una orden, sólo queda el silencio y la obediencia. Porque la llave de la Palabra es el silencio. «Cuando reces – dijo Jesús -, métete en tu cuarto, cierra la puerta y rézale a tu Padre que está escondido, y tu Padre, que mira lo escondido, te recompensará».

Es muy difícil saber escuchar, y no hacemos nada por lograrlo. Oír, sí, oímos. Oímos la radio, la tele, música sin fin, homilías, pero no ponemos en ello ni un poco de alma. Consumimos ruidos, lo mismo que consumimos  imágenes o alimentos. La Palabra de Dios llega a nosotros por mil conductos, pero falta atención y no captamos nada. Pasamos indiferentes, sin emoción alguna, ante un atardecer espléndido que está gritando a Dios, ante un acontecimiento que lo revela. Miramos la cruz sin interrogantes, y su silencio no nos dice nada, cuando los oídos finos y expectantes pueden percibir, si quieren, esta revelación estremecedora: «Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo Unigénito».

Somos incapaces de constatar, siguiendo a Pablo, que Dios es nuestro amigo para siempre, nuestro Aliado fiel, ya que nos dio la vida en la resurrección y muerte de su Hijo. Somos incapaces de adorar, de gozar, ante esta verdad sensacional: Nadie, ya, puede condenar al hombre: ni Dios que entregó a su Hijo, ni éste, que murió por salvarnos. «Lo que Dios no quiso que hiciera Abraham – dice Kierkegaard -, lo hizo Él mismo».

Escuchadlo. ¿ Por qué no lo hacemos ? El nos habla a gritos, desde su silencio. Nos habla en el llanto, en la risa, en la flor, en la muerte. Nos habla en la Biblia, en Jesús, en los santos. Nos habla mucho y siempre, desde su misterio. Pero su lenguaje hay que saber traducirlo.

D. Norberto García Díaz, homilía II domingo de cuaresma 2024, (inspirada en los escritos de María Luisa  Brey).