El Buen Pastor da la vida por sus ovejas, pero no las hostiga, ni las priva de su libertad. Esta es una de las características más bellas de Jesús, como Guía y Maestro.
El único Buen Pastor, sin duda alguna, es Cristo, piedra angular e insustituible de la Iglesia. Sin embargo, Cristo ejerce su oficio de Pastor a través de otros hombres, sacramentos de servicio, que deben calcar y repetir los gestos del modelo. Si Cristo ejerció su autoridad, indudable, desde la libertad y el respeto al hombre, así deben actuar sus seguidores. Guiar al Reino, conducir y orientar, sí – siempre -, pero desde el amor, sin coacción de ningún tipo.
Donde haya un hombre o una mujer que se comprometa a fondo perdido por sus hermanos, sin exigencias ni compensaciones, allí está, sin duda alguna, el Buen Pastor con que soñamos.
D. Norberto García Díaz, homilía IV domingo de pascua2024.
